¡¡¡Hola, hola!!! Llego tarde, pero llego, si es que os tengo tan abandonados... Hoy os traigo una entrada exprés para mostraros una receta ligerita, que dentro de nada hay que ponerse el traje de baño y no están los cuerpos para muchas historias (al menos el mío...).
Antes de operarme de la vista era más sencillo, iba a la playa, me quitaba las gafas y, como no veía ni tres en un burro, creía que nadie me veía (sí, lo sé, parece una tontería, pero psicológicamente, me ayudaba). No os riáis, que he montado más de un numerito en la playa por no ver: recuerdo una vez que fuimos a la playa de excursión con los niños del cole y, a la hora de irnos, los pusimos en fila y, un pobre hombre que pasaba por allí, se llevó la bronca del siglo, lo había confundido con uno de nuestros niños. A mi favor, debo decir que me había quitado las gafas de sol graduadas que había llevado todo el día puestas para controlar a las fieras.
Desde que veo bien, el primer día de playa me cuesta enseñar este cuerpo serrano... Aunque me dura poco, de seguida me acostumbro. ¡Con lo que me gusta a mí el verano!
En fin, no os bombardeo más con anécdotas e historias y os dejo con lo importante, la receta de la mousse de limón: fácil, rápida de preparar (aunque tenga que reposar unas horas) y ligera. ¿Qué más se puede pedir?
Antes de operarme de la vista era más sencillo, iba a la playa, me quitaba las gafas y, como no veía ni tres en un burro, creía que nadie me veía (sí, lo sé, parece una tontería, pero psicológicamente, me ayudaba). No os riáis, que he montado más de un numerito en la playa por no ver: recuerdo una vez que fuimos a la playa de excursión con los niños del cole y, a la hora de irnos, los pusimos en fila y, un pobre hombre que pasaba por allí, se llevó la bronca del siglo, lo había confundido con uno de nuestros niños. A mi favor, debo decir que me había quitado las gafas de sol graduadas que había llevado todo el día puestas para controlar a las fieras.
Desde que veo bien, el primer día de playa me cuesta enseñar este cuerpo serrano... Aunque me dura poco, de seguida me acostumbro. ¡Con lo que me gusta a mí el verano!
En fin, no os bombardeo más con anécdotas e historias y os dejo con lo importante, la receta de la mousse de limón: fácil, rápida de preparar (aunque tenga que reposar unas horas) y ligera. ¿Qué más se puede pedir?
Ingredientes:
1 yogur desnatado edulcorado
3 claras de huevo
ralladura de un limón
80 ml. zumo de limón
70 gr. azúcar
3 hojas de gelatina neutra
100 ml. leche evaporada (puede ser nata para montar, pero con leche evaporada sale más ligero)
frambuesas, frutos secos troceados, etc. para decorar
Elaboración:
1) Montamos las claras a punto de nieve y reservamos.
2) Ponemos la leche evaporada bien fría a montar, mientras hidratamos las hojas de gelatina en agua fría.
3) Calentamos un par de cucharadas de zumo de limón unos segundos en el microondas (debe estar caliente sin llegar a hervir o la gelatina perderá sus propiedades). Escurrimos bien la gelatina y la integramos al zumo tibio.
4) Mezclamos el yogur, el resto del zumo, el azúcar y la ralladura. Añadimos el zumo con la gelatina, colado para evitar impurezas y vertemos la mezcla a la leche semimontada. Acabamos de montar.
5) Integramos las claras a la mezcla anterior con ayuda de una espátula, con cuidado y haciendo movimientos envolventes. Ponemos en los vasos o copas que queramos y refrigeramos, al menos 6 horas.
Podemos decorar con ralladura de limón y frambuesas, como en la foto; con ralladura y frutos secos troceados, etc. A vuestro gusto. Como veis, más fácil y más sano, imposible. Nos vemos muy pronto. Besos!!!!!!!!!!
Sandra
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